domingo, 22 de enero de 2017

Con Trump, se profundiza debilidad y crisis imperialista

Por Nico Kobane

La asunción de Donald Trump provocó un estado de rebelión popular nunca visto en el país más poderosos del mundo, con millones de personas protestando en las calles de todo el país. Esta situación expresa un tremendo odio obrero y popular, no solo hacia el nuevo presidente sino para con el conjunto del stablishment político.  La mayoría - una parte de la cual ni si quiera fue a votar - quedó profundamente hastiada por la campaña de acusaciones morales entre el presidente electo y Hillary, tiene mucha bronca porque viene sufriendo los efectos del Plan de Ajuste de Obama e intuye que el que viene no es otra cosa que la profundización del anterior.  Con los demócratas en el gobierno, la deuda superó el 120% del Producto Bruto Interno, cayó en picada la producción industrial y cientos de miles de trabajadores y sectores medios fueron empujados hacia la indigencia, aumentando estrepitosamente los índices de desocupación, criminalidad y marginalidad.  El imperialismo yanqui entró de lleno en una situación mucho más crítica debido a la debilidad del gobierno electo y el estallido del régimen bipartidista, que generó una poderosa fragmentación, principalmente dentro de las filas del ganador, que está partido en decenas de facciones que no quieren a Trump y se combaten entre sí.  Este quiebre ya venía produciéndose en la Guerra de Medio Oriente, donde distintas camarillas de los dos principales partidos llegaron a enfrentarse en campos militares opuestos, a través del apoyo que sus líderes les brindaron a las diferentes burguesías de la región, como Irán, Siria, Arabia, Turquía, Qatar, etc. (Leer todo)

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