domingo, 23 de octubre de 2016

La Revolución de los Consejos Húngaros y las Asambleas Populares de Rojava

La caída en desgracia del stalinismo fue una conquista, ya que
liberó fuerzas dentro del movimiento de masas,  permitiendo
el desarrollo de experiencias de democracia directa,
como las asambleas populares de Rojava.
Por Claudio Colombo

Durante el período transcurrido desde la muerte de Lenin y principios de los 90 explotaron distintas revoluciones, varias de las cuales llegaron a expropiar al capitalismo, como China, Vietnam, Cuba, Europa del Este, etc.  Sin embargo, a pesar de estos cambios fenomenales, el fortalecimiento brutal de la burocracia stalinista no dejó prácticamente ningún espacio para la construcción de una dirección revolucionaria consecuente. Los dirigentes “comunistas” utilizaron el control dictatorial del estado soviético para manejar verticalmente al proletariado mundial y negociar espacios de poder con el imperialismo, preparando el terreno para la restauración capitalista.

Para eso tuvieron que liquidar al régimen de la democracia obrera, la herramienta más significativa de la clase trabajadora, que había nacido en la Comuna de París y pegó un salto de calidad con el desarrollo de los soviets rusos que se hicieron cargo del poder en 1917.  Los stalinistas abortaron decenas de revoluciones o las estrangularon desde adentro, aplastando implacablemente cualquier atisbo de autodeterminación y de democracia directa, lo cual bloqueó el crecimiento del trotskismo y de otras direcciones revolucionarias consecuentes.  Por esta razón, Trotsky impulsó el combate por una “Revolución Política” que liquidara a los regímenes dictatoriales dirigidos por los falsos comunistas, de manera de recuperar la economía estatizada y ponerla bajo control de un régimen soviético absolutamente democrático. (Leer todo)

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